Tres madres, cinco hijos, cinco experiencias y todos distintos.

María José Primo Calderón

20/05/2020

La crianza, vista desde las experiencias de tres madres y la perspectiva de ser única con cada hijo/a.

¿Qué expectativa tenias ante el sueño del bebé-niño/a?

Antes del nacimiento de Olivia, mi primera hija, leí algún libro sobre crianza y el sueño en los niños. Esto me sirvió para afrontar la crianza desde la tranquilidad. Otra cosa es que algunas situaciones me resultaron más factibles con otras acepte lo que había después de luchar contra lo invencible, la determinación del ser humano chiquitín es tremenda!!! Cuando Olivia tenía dos años había dormido 5 noches del tirón, lo recuerdo muy bien porque eran tan pocas que como olvidarlo. Con tres años aún se despertaba una o dos veces en la noche con mucha frecuencia, por entonces yo estaba embarazada de 7 meses de mi segunda hija Paula y daba por hecho que me sentaría junto a la cama de Olivia en la noche mientras daba el pecho a Paula. Y me parecía bien. Yo pensaba, ya dormirá, seguro que algún día eso llegará. Lo que no me esperaba es que en cuestión de una semana eso cambiaría por sí sólo. Aún lo recuerdo como algo mágico.

Confieso que no tenía grandes expectativas al respecto. En mi entorno más próximo hay varias familias con hijos que me preceden y había observado que hay tantas formas de criar como hijos, que no como familias. Ni siquiera dos hermanos comparten un patrón fijo. Tomamos la decisión de practicar el colecho antes de saber que se llamaba así. Era simplemente algo sencillo y humano. Acoplamos una cama a la nuestra de pareja y la abuela se encargo de hacerle un bonito cabecero. Soy una persona de buen dormir, siempre he necesitado el descanso y podría dormir apoyada en un palo. Me daba miedo perder ese privilegio y sin emabargo, por alguna extraña razón, relacionada entiendo con las hormonas, ya con mi primera hija pasé a dormir muchas menos horas de las habituales en mí, con múltiples interrupciones, sin sufrimiento alguno. ¡Colechar es para mi una necesidad! … por suerte compartida también por mis hijos.

Nosotros, desde un principio, sabíamos que necesitaríamos una estructura sólida con el niño. Los dos éramos muy conscientes de la importancia de las rutinas en un niño y además ambos necesitábamos descansar si queríamos seguir con nuestros respectivos trabajos. Por eso, antes de que nuestro hijo hubiera nacido, yo ya tenía programado nuestro horario de clases y había intercalado las tomas del bebé, su baño y su rutina de sueño (ambos damos clases particulares y estábamos en la tercera evaluación, no queríamos dejar a nuestros alumnos, así que había que organizarse hasta que llegase el verano). Yo solía decir que a este niño le habían tocado un par de padres alemanes con reloj suizo. Ahora, como íbamos a conseguirlo, no estaba tan claro.

¿Qué pasó con los requisitos previos?

Bueno esto, de película, porque con Olivia todo mi afán era no hacer ruido, calor perfecto, persiana abajo… Y nada…que no dormía. Con Paula, cuido su seguridad, pero cuantas veces me dejo la persiana arriba, o hago ruido al salir de su cuarto, ¿que se destapa? Porque es la reina de empujar las mantas con los pies, pues luego la tapo. Considero importante no, fundamental la seguridad de la cuna, la postura y el resto hay de todo que se duerma en ambientes más o menos ruidosos, con más o menos luz… en esto no me lo tomo muy a raja tabla.

Lo bueno de no tener expectativas es que no hay frustración  y lo malo es que puede haber momentos en que no sepas por donde te da el aire. Ahora bien, el mejor consejo que me han dado en lo relativo a la crianza dice así: “entre natural y pasar”, y me lo dijo un experimentado padre de tres criaturas, eso sí, a la tercera. En condiciones óptimas, es un hecho que los seres humanos dormimos y necesitamos el descanso. En nuestro caso si hemos tenido dificultades en lo relativo al sueño, que evidentemente las hemos tenido y a veces se han hecho insoportables, siempre han tenido que ver con “los ritmos”. Para que suene bien una canción hay que seguir el mismo compás y eso es lo verdaderamente complicado, a mi juicio. Por ello, los ensayos (y errores) y determinados rituales facilitan que las cosas salgan como deseamos.

Nuestro peque llegó y con él nuestra vida se transformó, se había puesto en marcha nuestra maquinaría suiza y desde entonces tengo que decir que pocas veces se ha atrasado o adelantado. Seguir un horario cansa, aburre y cuesta. No nos damos cuenta de ello hasta que lo tienes que hacer, pero merece la pena. Nuestro hijo tiene un año ahora mismo y a las 8:30 está en la cama bostezando y diciéndome adiós con la manita cuando me despido de él hasta el día siguiente. Su padre es el encargado de dormirle. Sigue una rutina, dicen adiós a los árboles que se ven desde el salón, le hablamos de lo que vamos a hacer mañana, le metemos en el saquito de dormir y yo me despido de él. Su padre le acompaña durante el tiempo que necesite con un suave siseo y su mano sobre su brazo. Y poco a poco necesita cada vez menos ayudas para dormirse.

Y a las 8:30 de la mañana nos despierta para decirnos que ha comenzado el nuevo día. Sí, se ha tragado el reloj. Y aunque ahora estamos disfrutando de los frutos de todo nuestro esfuerzo, todavía nos quedan muchas noches de levantarnos porque los dientes están saliendo o porque simplemente nos echa de menos. Y hay veces que se desvela y para dormirle hacen falta una hora o dos, nunca se sabe.

Evolución de los ritmos de sueño:

En el útero:

Es cuando mejor he dormido, las dos se han movido en el embarazo. Pero esto nunca me ha molestado. El descanso, bendito, eso sí era dormir! Puede que alguna noche fuera más incómoda o con insomnio, pero nada reseñable, teniendo en cuenta lo que estaba por venir. Tengo dos hijas maravillosas, considero que la crianza tiene momentos difíciles pero no malos. Eso sí, con el sueño, me ha tocado y me toca estar en vela.

Supongo que ser una persona de buen dormir haya influido en mi experiencia positiva. Eso y que gozo de un saludable mecanismo psicológico que hace que no recuerde con igual intensidad los aspectos negativos de experiencias pasadas que los positivos. Si recuerdo que el ardor y el volumen de la barriga (mis dos embarazos han sido muy voluminosos) no me lo ponían fácil, pero una vez encontrada la postura (estando embarazada he dormido prácticamente incorporada), me quedaba momificada.

Si soy sincera, ya casi ni me acuerdo. Qué capacidad para olvidar lo que no aporta nada. Si lo pienso con detenimiento recuerdo las últimas semanas con muchas pesadez, durmiendo medio sentada y descansando regular.

De 0 a 3meses:

Con ambas recuerdo esta etapa como la mejor, en cuanto al sueño se refiere. Es duro de llevar el despertarse tantos días por la noche, cada tres horas, dar el pecho una hora, cambiar el pañal, acostarte y…¿pero ya se han pasado las tres horas??? Vuelta a empezar. A cambio, las siestas diurnas para recuperar un poco mientras el bebé duerme y cogía fuerzas para la noche, eso sí es gloria. ¡Cuántas veces en estas siestas se me ha caído la baba! Por sí no lo sabes, cuando al dormir se te cae la baba es porque has entrado en fase REM, vamos como un tronco caía.

Esta etapa pasa volando. Lo más importante creo que es tener una buena red a tu alrededor que te haga la vida más fácil para poder dedicarte a criar y a reconocerte con tu criatura. En ambos casos para nosotras el sueño no ha sido un problema. Mi primera hija, que ahora tiene cinco años,  pasaba mucho más tiempo pegada a mi que el segundo que todavía se encuentra en esta etapa, pero supongo que es ley de vida. Tengo más hijos pero no más brazos y eso se nota. De día ambos han seguido nuestro ritmo y nosotros hemos ido aprendiendo a respetar sus formas. De noche el descanso es colectivo.

Esta fue una etapa difícil para nosotros, aunque nos repartimos bastante bien el trabajo nocturno. Cada tres horas hacíamos una toma, yo me encargaba de dar la teta durante casi una hora, luego llegaba el turno de dormir y cambiar el pañal si era necesario, eso le tacaba a su padre, así podíamos descansar los dos más o menos.

Durante esta época recuerdo que lo más difícil con respecto al sueño fue conseguir que se durmiera a las 8:00 dela noche, era sin lugar a dudas la siesta más difícil de todo el día. Acostumbrarle a que a las 8 empezaba el día y a las 8 acababa  fue lo más difícil. El resto de siestas siempre eran más fáciles. Pero dos pueden más que uno, y si están unidos  y convencidos de cuál es el objetivo a lograr se consigue. En esto tengo que estar muy agradecida a mi marido, siempre tuvo claro que un horario nos daría la tranquilidad de la que ahora disfrutamos y en esos momentos que te gustaría mandar todo a la porra y que duerma cuando quiera su tesón ha hecho que lo consigamos. También tuvimos alguna dificultad a la hora de retrasar las tomas nocturnas cuando ya no hacían falta, una semana le venía mejor hacer la toma a las 4, a la semana siguiente prefería hacer la toma a las 6. Hasta que ya llegó un momento que ni a las 4 ni a las 6 y consiguió dormir toda la noche seguida. Esto fue al final de esta etapa.

De 4 a 7 meses:

Esta etapa para mí es decisiva en cuanto al cambio, considero que es el momento. Con Olivia empezamos muy tarde a mantener una rutina previa al sueño y nos dejábamos llevar por la naturaleza, por decir algo. Que se despertaba pues llevábamos a Olivia al salón con nosotros o la acostábamos en su cuna después de la toma de las 23:00-00:00 y hasta entonces la manteníamos con nosotros, en un ambiente de luz, ruido e interferencias. Cuando quisimos reaccionar porque vimos la que teníamos, prácticamente tenía 9 meses. Madre mía ahora lo pienso, en fín, hicimos lo que pensábamos mejor pero con la experiencia y una segunda hija esto no lo veo ya así. Los hábitos y el sueño sí nos acostumbramos todos desde el principio mejor. Con Paula a la hora de dormir es hora de dormir y sí la cuesta o se despierta nada de ir al salón, me quedo con ella hasta que lo consigue. Y es cierto que he estado muchos días una hora, pero con 9 meses lo más frecuente es conseguir dormirla en 10-15 minutos. Desde luego que hay días malos pero eso entra dentro de lo normal. Ahora lo veo claro, hora de dormir, ritual paso a paso y comprensión+afecto.

Nosotros somos de mecer. Lo seguimos haciendo y ahora mismo me planteo evolucionar esta estrategia. Recuerdo muchas, pero que muchas noches, acunando a nuestra primera hija para que se quedará dormida y para poder compartir esta responsabilidad en pareja. Es decir, para que su día terminara antes que el nuestro y pudiésemos disfrutar de un rato de descanso, ambos nos implicamos en esta tarea, por turnos. La versión fácil, pero también más sacrificada es la de dormir a la teta. La mayor parte de las veces es una mezcla y soy consciente de que por mucho que me plantee, aquí  la última palabra no es nuestra…. Eso sí, es cierto que el ritual, sin ser obsesivo y siendo algo que encaje en tu realidad, ayuda. 

A los cuatro meses cambiamos a nuestro hijo de habitación. Hasta entonces había dormido en nuestra habitación en su cuna, nunca hicimos colecho. El cambio le hicimos porque en nuestra casa el suelo hace un ruido espantoso y cuando nos íbamos nosotros a dormir acabábamos despertando a nuestro hijo noche si y noche también. Cuando hicimos el cambio se notó mucho que el dormía mejor y se despertaba menos y nosotros empezamos a monitorizarle con una cámara y a despertarnos en medio de la noche para ver que tal estaba. Yo reconozco que fue una solución pero que dormía un poco intranquila. A partir de los seis meses ya me relajé.

Durante esta época nuestra rutina de sueño iba cambiando por meses o por semanas. Unas semanas se dormía mejor con su padre, luego mejor conmigo. Luego le gustaba más una canción. Luego prefería el siseo. Nosotros nos íbamos adaptando a sus preferencias en la medida que podíamos. Y si uno no conseguía dormirle entraba el otro y lo conseguía en 5 minutos. El cambio en  muchas ocasiones viene bien, tanto para el niño como para el adulto.

En adelante:

La experiencia con Olivia, en la que utilice muchas estrategias que ayudaron a retrasar la adquisición de su aprendizaje de sueño, me ha ayudado a ser paciente, a no tener prisa por los logros, a investigar más sobre el sueño, a saber disfrutar, y sí, digo disfrutar de las noches en vela mientras sentía su respiración y su calorcito, y a tomar decisiones desde la experiencia de saber dar tiempo a los cambios. Todo ello me sirve a día de hoy para acompañar a Paula con su aprendizaje y a seguir acompañando a Olivia con sus despertares por pesadillas que es en lo que estamos ahora. Hay noches en las que voy dando paseos de una habitación a otra. Otras noches en las que estoy tan zombi que me choco contra la pared y me sirve para reírme un rato. Y estoy segura de que todo pasará, pero mientras tanto intento disfrutar de esos pequeños momentos porque sé que cuando las dos duerman y no necesiten que las acompañe habrán crecido.

Ahora estoy aprendiendo algo nuevo y es que compaginar las necesidades de dos criaturas en etapas tan diferentes requiere saber hacer malabares.  A lo largo del día se dan muchas situaciones que sin ser culpa de nadie interfieren. Reírse a carcajada es bueno hasta que interrumpe el descanso de otro….. Hay que reajustarse. Los primeros dos meses tras el nacimiento de nuestro segundo hijo  hemos dormido los cuatro en la misma habitación y en la misma macro cama,  hasta que la mayor ha reivindicado su espacio y se ha ido a dormir a su propio cuarto. Supongo que si nos lo hubieramos propuesto no lo hubieramos conseguido.  Ahora mismo dormimos todos separados, mi bebe y yo en la cama grande, mi niña en su cuarto y mi pareja, por cuestiones de logistica, en otra cama aparte. El bebe todavía duerme muchas horas y hasta la fecha, toco madera, nos lo está poniendo realmente fácil. Se engancha a la teta con mucha facilidad y a veces casi no me doy cuenta.  La pequeña duerme casi todas las noches de un tirón y si tiene alguna pesadilla su padre es el encargado de acompañarla. El momento de ir con ella a dormir es el más tedioso y el que más echaremos de menos con los años…. un cuento, dos cuentos, tres cuentos,… diez cuentos, una canción. Desde que dejó de dormir la siesta hará un año, y siempre y cuando madrugue,  puede ser breve pero sino ….. hay que echarle paciencia.  Nos turnamos. Ya se sabe las penas compartidas son menos.

Nosotros ahora estamos en la fase de eliminar ayudas al sueño y tener que hacer lo mínimo, y me explico. Nuestro hijo es hermoso y grande, de lo cual estamos muy contentos, pero lleva pesando 9, casi 10 kilos desde que tenía 9 meses. Y este peso ya empieza a hacer mella en nuestras lumbares. Llegó un día en que tuvimos que parar, ya no podíamos seguir durmiéndole en brazos y estar media hora con él para dormirle. Así que ese día llegó y lloró. Lloró más de media hora pero lo entendió perfectamente cuando vio que ni su padre ni yo le íbamos a coger de ahí en adelante. Le acompañamos todo el tiempo que necesitó, le hablamos con cariño, le acariciamos, le intentamos calmar con canciones, con siseo, con palabras con ritmo,… y por fin se durmió.  Al día siguiente se lo tomo con bastante naturalidad y a partir de ahí procuramos utilizar cada vez menos ayudas. Se acabó mecerle o moverle en la cama, simplemente apoyamos nuestra mano y cantamos o siseamos. Está claro que cuando tiene una mala noche le cogemos, pero procuramos que no se convierta de nuevo en una rutina. Todo esto nos ha costado, nos ha costado lágrimas a los tres, pero estamos convencidos de que el descanso del que disfrutamos ahora todos compensa el camino de aprendizaje que hemos tenido durante todo este primer año.

Gracias por su participación en esta entrada a Lourdes y Marta.

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